La
teoría de la evolución de Darwin/Wallace
La estructura de la teoría de la evolución por
selección natural tal como Darwin y Wallace la
expusieron en sus escritos se apoya en tres puntos
básicos:
1) Los descendientes heredan los caracteres de los progenitores
de generación en generación. Darwin, sin embargo, no
conocía las leyes de la herencia sobre las que se estaba
trabajando precisamente en los años en los que dio a conocer
su teoría. Las leyes de la herencia que hoy son aceptadas
científicamente y que fueron descubiertas por Mendel no se
conocieron hasta el comienzo del siglo XX. Las explicaciones
propuestas por Darwin para la herencia de los caracteres resultaron
erróneas y fueron pronto rechazadas. Estas explicaciones, no
obstante, no formaban parte del contenido del “Origen de las
especies”.
2) En el proceso de la herencia ocurren variaciones
espontáneas que son por azar o ciegas. Se habla de
variaciones por azar o ciegas en un doble sentido. Por una parte no
se pueden determinar sus causas. Por otra parte, dichas variaciones
no están orientadas a una mejor adaptación del
organismo al medio, es decir, no hay ninguna orientación a
priori en ellas. En la primera edición del “Origen de
las especies” Darwin rechazaba explícitamente la
herencia de los caracteres adquiridos defendida por Lamarck.
Más tarde, sin embargo, matizó dicho rechazo.
3) Existe reproducción diferenciada en los individuos de
una población. El motivo es doble: o bien algunos individuos
poseen mayor fertilidad que otros, o bien están mejor
adaptados al medio. Mejor adaptación al entorno se
traducirá en una mayor supervivencia y, consiguientemente,
en una mayor descendencia.
El impacto de las ideas de Darwin/Wallace fue enorme. Muy poco
después de la publicación del “Origen de las
especies”, ya en la década de los 60, la
evolución basada en la selección natural defendida
por Darwin era, en la práctica, universalmente aceptada. No
obstante, muy pronto empezaron a plantearse las primeras objeciones
a su propuesta. Las objeciones a partir de los 60 no iban dirigidas
contra el hecho de que hubiera evolución, es decir, que las
diversas especies descendieran de otras comunes y anteriores en el
tiempo, sino que se dirigían directamente contra lo que
hacía original su propuesta, es decir, que el motor de la
evolución fuera las variaciones al azar y la
selección natural.
Darwin se enfrentó personalmente con buena parte de las
objeciones que se han puesto hasta nuestros días a su
teoría de la evolución. Sus puntos de vista fueron
expuestos en sucesivas ediciones del “Origen de las
especies”. No solamente se centró en el problema del
origen y el incremento de la complejidad de los seres vivos, sino
también, por ejemplo, abordó problemas como el de la
escasez de registro fósil disponible de los supuestos seres
vivos que debían haber existido como consecuencia de una
evolución gradual como la defendida en su propuesta.




Importancia de la selección natural en la
evolución
El grado de intervención de la selección natural
en el proceso evolutivo ha sido también un constante objeto
de debate desde la formulación de la teoría de
Darwin. La controversia sigue abierta en el ámbito puramente
científico. Hay que tener en cuenta que a este mecanismo se
le ha dado siempre un papel central dentro de la ortodoxia de la
teoría sintética. En él se apoya gran parte de
la originalidad de la propuesta de Darwin.
No obstante, actualmente se aducen razones para atenuar su
importancia en la evolución, como las que presentan los ya
mencionados neutralistas. También siguen ofreciéndose
importantes razones para destacar su importancia. Un argumento
empleado con frecuencia en su defensa consiste en la
constatación, sobre todo en el ámbito de la
macroevolución, de la existencia de la
“evolución convergente”: hay seres vivos muy
alejados desde el punto de vista filético, o que han
evolucionado de una manera aislada, pero que han desarrollado
organismos similares y han alcanzado soluciones funcionales
extraordinariamente parecidas.

Teoría de la evolución y evolucionismo
Es importante distinguir entre Teoría de la
evolución, que aquí hemos presentado como una
teoría de carácter estrictamente científico, y
el Evolucionismo.
Toda ciencia se encuentra asociada a un método que puede
ser más o menos explícito o definido. El
método no consiste simplemente en un conjunto de reglas
operativas sino que incluye elementos de muy distinto tipo y
alcanza una gran complejidad en la ciencia real. En todos los
casos, el uso de un método siempre comporta una
reducción en el ámbito abarcado de la realidad
estudiada. Esta reducción es especialmente necesaria si se
quiere alcanzar uno de los objetivos que persigue la ciencia
empírica y que consiste en controlar, de alguna manera, la
realidad: ciencia empírica es «aquella actividad
humana en la que se busca un conocimiento de la naturaleza que
permita obtener un dominio controlado de la misma».
Evolucionismo significaría, en este contexto, una
cosmovisión en la cual el mundo natural se contempla y
explica en su totalidad a través del método
desarrollado por la teoría de la evolución. Esta
pretensión, que puede constatarse en algunos autores
actuales, no es en absoluto legítima. La
situación es paralela, aunque con sus propias
características, a la que se derivó del nacimiento de
la mecánica. La física del siglo XVII
constituyó una verdadera novedad en el modo de entender la
realidad natural y trajo consigo multitud de beneficios para la
humanidad. Pero junto con la disciplina científica
también se desarrolló un modo de pensar globalizante,
y por tanto de carácter filosófico, que
recibió el nombre de mecanicismo o filosofía
mecánica. El nacimiento de una nueva ciencia en la que se
ofrecen resultados satisfactorios y respuestas a problemas antes no
resueltos, y en la que se abren perspectivas de alcanzar nuevos e
importantes conocimientos, constituye siempre una ocasión
para incurrir en un reduccionismo. La ocasión será
tanto más tentadora cuanto más poderoso sea el
método y más espectaculares sean los resultados
alcanzados con la nueva ciencia.
La confusión de la teoría de la evolución
con el evolucionismo es frecuente y ha dado lugar a controversias
como la que ha enfrentado el darwinismo con el creacionismo o,
más recientemente, con el “Diseño
Inteligente”. Las pugnas de este tipo no llegan nunca a
ningún puerto porque, ordinariamente, la discusión se
centra en aspectos de ámbito filosófico. Este es
precisamente el ámbito que los contendientes no pueden
alcanzar al pretender mantenerse dentro de la ciencia. El recurso a
ideologías, al menos implícito, hace el acuerdo
imposible.
